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Las Rondas

Desde que a Adán le arrancaron una costilla y le pusieron una mujer delante, no ha habido mayor causa de desvaríos, locuras y más grande fuente de inspiración para los hombres que las damas, que con su belleza y encantos, han sido causantes de obras de los hombres, desde poesías hasta guerras de gran magnitud.

Por eso, y a ellas, es que se debe la Tuna, a la mujer. De ahí es que, a veces, el silencio nocturno es quebrado por bandurrias, guitarras y panderetas bajo una ventana, tras la cual se encuentra una Eva emocionada y embargada por los nervios.

Y es así, que para el tuno, no existe mayor alegría que ver que, cuando presa de la alegría y emoción, ruedan dulces lágrimas por las mejillas de la dama que inspira los cantos de la Tuna