Según afirmaciones del Ing. Llosa Larrabure, las consecuencias de la alteración del clima en la sierra en el mediano plazo sería la disminución sustantiva de la provisión del agua durante el estiaje (tanto de la escorrentía como aquella que recarga los acuíferos) afectando directamente el rendimiento de los cultivos y la crianza de los animales domésticos en especial los camélidos, como llamas y alpacas, que difícilmente encontrarían agua en las alturas al disminuir la superficie cubierta por humedales.
En el caso de la costa, la pérdida de los glaciares podría hacer desaparecer los llamados ríos de régimen regular, que cargaban agua todo el año y se verían perturbados. La menor disponibilidad de recursos hídricos afecta los rendimientos de los principales cultivos en algunas zonas, mientras que en otras zonas las inesperadas lluvias torrenciales destruyen sementeras completas.
Sin duda, la menor disponibilidad de agua, así como el aumento de la temperatura, confrontaría contra la biodiversidad y esto afectaría el equilibrio de los ecosistemas entre las especies, que al romperse dicha armonía convertiría algunas plantas en dominantes respecto a otras, en razón de ser “adictas” al aumento de la temperatura media y/o más resistentes a los eventos extremos. El cambio climático afectaría directamente en la seguridad abastecimiento alimentario del país, pues la canasta familiar está compuesta de un amplio número de cultivos provenientes de la sierra.
Finalmente el especialista afirma generar nuevas tareas para adaptarnos y disminuir los efectos perverso del cambio climático global como es; recuperar la memoria colectiva sobre la gestión social del agua, desarrollar técnicas de siembras tempranas y tardías, etc.
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