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Ecología Aplicada, 12(2), 2013 ISSN 1726-2216 versión impresa SN 1993-9507 versión electrónica en línea Depósito legal 2002-5474 © Departamento Académico de Biología, Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima – Perú A LA MEMORIA DEL DR. PEDRO AGUILAR FERNÁNDEZ Noviembre 1926 - octubre 2013 Adiós a un Maestro Don Pedro se ha ido, pero permanece en nuestro recuerdo, en nuestras vidas, en nuestro Departamento. Los que ahora pasamos por ser los profesores viejos del Departamento, fuimos – en varios casos – alumnos suyos y gozamos de esa su peculiar manera de enseñar la biología, esa mezcla de historia natural y de ecología, de pasión por los detalles y de preocupación por las particularidades de cada grupo zoológico. Y había que disectar, y había que dibujar, y había que memorizar y así, entre pleópodos y periópodos, entre quelíceros y cinturas escapulares, entre priapúlidos y ostrácodos, fuimos aprendiendo una biología que tal vez ahora no se aquilata en toda su valía pues la velocidad con la que se adquieren los datos hoy, no parece dejar mucho sitio para detalles como los mencionados. Pero los detalles importan y sirvieron para ir desarrollando una imagen de la cosa viva que nos mostró que a pesar de los innumerables detalles que esta exhibe, exhibe también una unidad fundamental que don Pedro nos enseñaba. Pero además don Pedro no sólo era conocimiento sino también fue sentimiento, siempre tuvo una imagen de papá bonachón capaz de dar consejos y de dar opiniones desde su posición de biólogo mayor que había visto muchas cosas. Su pasión por la historia de este departamento y de esta universidad era de antología. Todavía pudimos gozar parte de ese saber erudito en los recuentos que sobre la biología en la UNALM solía hacer en ocasiones memorables como cuando la carrera cumplió 50 años. Esa pasión por la historia y su pasión por la edición, pasiones ambas en las que su obsesión por los detalles eran de antología, marcaron a un maestro que dejó huella en todos los que ahora lo despedimos. Sin embargo, no fue sólo la pasión por describir la historia de nuestra carrera y de nuestro departamento lo que lo obsesionaba, sino que al mismo tiempo fue parte de esa historia y defendió la integridad de ambos cuando a algunos se les ocurrió la peregrina idea de que la biología salía sobrando en la universidad. Un sentimiento de agradecimiento es lo que ahora manifestamos pues fue gracias a maestros como don Pedro que ahora contamos con una carrera, con un departamento y con muchos alumnos suyos que vamos por el mundo mostrando que sus enseñanzas han dado fruto. Gracias, don Pedro, ha cumplido usted una gran labor, ha sido usted un maestro y seguramente desde allá desde donde ahora nos mira, estará planeando seguir haciendo biología celestial con don Oscar Vilchez, con Lucho Basto, con Rhoda Montauban, con don Rubén Vallenas y con don Octavio Velarde. ¡Adiós Maestro ¡
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