Resumen de una comunicación de Hipólito Unánue, Proto-Médico del Perú, Secretario de la Sociedad Filosófica de Lima, a Samuel L. Mitchill, fechada en Lima el 1º de febrero de 1821. Leída ante el Liceo de Historia Natural de Nueva York, el 30 de abril de 1821. PLANTA CUYAS HOJAS SON USADAS AMPLIAMENTE POR LOS NATIVOS AMERICANOS COMO MASTICATORIO, ASI COMO LOS ASIATICOS MASTICAN EL BETEL. El comercio interno de las hojas de coca es inmenso a lo largo de las provincias de este virreinato, siendo su uso entendido y constante, tanto en el Alto como en el Bajo Perú. Los nativos son sus principales consumidores. Los indios creen que el uso de la coca es indispensable. Deben masticarla, o dejar de vivir. Los españoles la emplean simplemente como un remedio; o cuando la inclemencia de la estación los induce a adoptar una costumbre india. El modo de consumirla es semejante, casi en todos los detalles, a aquel con que los indios del oriente lo hacen con el betel. Lo que se coge son las coges, para llevarlas a la boca. Sucitan un flujo de saliva, la misma que no se expulsa, como hacen los masticadores de tabaco, sino que se traga junto con la sustancia que se extrae de la planta. Usada de esta manera, la coa permite la gente, cuyos principales productos de subsistencia son el maíz y las papas, sobrellevar las faenas del cultivo de la tierra, el trabajo de las minas, la fatiga de atender a los rebaños en las montañas, y otros severos ejercicios. En resumen, encuentran que la coca es capaz de reparar la fuerza perdida, o de resistir los ataques de la edad, de oponerse a lss embates de los elementos, y de llevar a cabo, en suma, la función de una verdadera elevando el espíritu el momentos de preocupación, e induciendo a olvidar los sinsabores de la vida, como se observa en la Odisea, con la bebida prepara por Elena para refrescar a sus huéspedes: Embelesada por ese deleitoso brebaje, elevado el espíritu, todo sentido de dolor queda librado al viento.Canto IV. Del análisis se desprende que la coca contiene mucha goma, no resina. La goma tiene un sabor amargo y estimulante, y las hojas exhalan un olor agradable. Cuando se mastica, la coca resulta cálida a la lengua y al paladar, estimula las glándulas y provoca un copioso flujo de saliva. Ello, con la abundancia de goma extraída y tragada, produce una grata sensación en el estómago, mantenida y apoyada por la goma. A las personas débiles, que no están acostumbradas a sus efectos, les afecta algunas veces los nervios, e induce a un agradable sueño. Si se mezcla con la coca al masticar un álcali (por ejemplo la cal ligera), esas virtudes se acrecientan. Estas son consideradas tónicas, nutritivas y calmantes. Es así como se explican los notables beneficios que obtienen de ella los indios. Se puede hacer transpirar a los enfermos dándoles un té caliente de coca. Es excelente contra el asma húmeda. Con la misma preparación se fortalece el estómago, se remueven las obstrucciones, se aligeran los intestinos y se alivian los cólicos. Es admirable remedio para los hipocondríacos y dispépticos. Quienes la mastican tienen dientes sanos y buenos. Sus extraordinarias cualidades restaurativas y profilácticas recomiendan su uso por los hombres de mar, expuestos a las inclemencias de todos los climas, y por los soldados, que están obligados a arriesgarse en toda clase de expediciones. La coca es un arbusto de tamaño mediano, que crece en los Andes. Pertenece a la clase Decandria y al tipo Digynia. Su nombre botánico es Erythroxylon Peruvianum, o palo rojo peruano. Las hojas son elíticas, con el pedúnculo corto, alternadas, eteras, suaves y brillantes, con tres nervaduras cuyos dos nervios laterales son menos notorios que el central. La coca se cultiva en muchas regiones contiguas a las montañas, y florece en mayo o junio. Crece mejoren los suelos firmes y húmedos de los climas calientes. Por lo tanto, se más adecuada para los valles. Las semillas se plantan durante la estación húmeda y lluviosa, para germinar en diciembre o enero. Cuando alcanzan un pie y medio de altura son transplantadas al suelo que se ha preparado para recibirlas. Vive muchos años, y, en situaciones favorables, debe recolectarse sus hojas tres veces al año. Esta planta adquirió gran celebridad en tiempos de los Incas, antes de la invasión de los españoles. El humo de las hojas era el incienso sagrado que se ofrecía al sol, en las ocasiones más solemnes. |