El último evento ocurrido en nuestro territorio no es ni fenómeno de El Niño ni de La Niña. “Es un acontecimiento natural diferente y la ciencia aún no lo ha estudiado, sin embargo, nuestros ancestros dejaron huellas”, indicó el ingeniero Ulises Osorio, especialista en producción agrícola de la UNALM. Dicho suceso es impredecible y de gran impacto debido al daño que ocasiona, por lo que las actuales medidas agronómicas y defensas ribereñas no son de utilidad.
El ingeniero agrónomo de La Agraria niega que el cambio climático o calentamiento global sea el factor que provoca frecuentemente los sucesos de “El Niño”, porque anteriormente han ocurrido eventos más fuertes que el actual. “Si analizamos los últimos 100 años, el caudal del río Rímac hasta el año 1950 era el doble de lo que actualmente es”, señala. También sostiene que el río se va a cargar de forma agresiva y por tal motivo recomienda que anualmente se realice un trabajo adecuado de prevención, limpieza, encauzamiento y defensa ribereña, con un presupuesto intangible por parte del gobierno local, municipal o regional.
El comité científico del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño, conformado por instituciones como Senamhi, Defensa Civil, entre otros, alude la presencia de dicho suceso debido a que se basan en una propuesta teórica. Sin embargo, el hablar del “Niño Costero” implica un calentamiento de las temperaturas tanto máximas como mínimas y un comportamiento inusual del clima, plantas y animales.
Antecedentes de “El Degollador”
La ciudad de Sechín Bajo se descubrió en el año 2008, lugar donde se encontró el mural de “El Degollador”: un ser molesto que tiene en su poder una serpiente en cada mano. “Dicho animal representa el río Caral y Sechín debido a que este evento, a diferencia de “El Niño”, serpentea, actúa con una fuerza impresionante y activa las quebradas secas”, acotó.
Evento climático 2017 no es típico
El exceso de temperatura y radiación trae como consecuencias en las plantas: el acortamiento de las fases fenológicas, el estrés ambiental e hídrico, la alteración de los balances hormonales y la acumulación de fotosintatos por abundancia de fotorespiración.
Desde el punto de vista agronómico, el ingeniero Osorio concluye que el evento climático 2017 no es típico “Niño” debido a la corta duración de la variación de las temperaturas, en donde no se alteró el comportamiento usual de los indicadores biológicos ni la sanidad vegetal excepto en los lugares que fueron inundados. Así también, el calificarlo como tal puede provocar errores técnicos en la actividad agrícola, ganadera y comercial.
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