En términos generales, existen dos tipos de residuos: orgánicos e inorgánicos. Los residuos orgánicos son biodegradables, es decir, se descomponen naturalmente; como por ejemplo: los restos de comida, cáscaras de frutas, heces de animales, etc. Los residuos inorgánicos, en cambio, tienen una descomposición muy lenta y en muchos casos son imposibles de reciclar; estos desechos son los vidrios, plásticos, latas, gomas, pilas, entre otros.

“Cuando hablamos de residuos que tienen una contaminación orgánica, usamos un tratamiento biológico en el que intervienen las bacterias. Ellas son las responsables de degradar el componente orgánico. Hay bacterias aerobias y anaerobias: las aerobias requieren oxígeno y las anaerobias, no. Entonces, el tratamiento aerobio se realiza al aire libre y el tratamiento anaerobio, en un espacio cerrado”, señaló la ingeniero Carrión.

¿Qué es el Biogás?

El jefe de CEMTRAR, José Alfredo López resolvió nuestras dudas: “El Biogás es una alternativa al gas natural. Se genera a partir de residuos orgánicos y cualquier persona puede producirlo, incluso en su hogar con los residuos de la cocina. Para producirlo, los residuos se someten a un proceso de digestión sin oxígeno, lo que sería un tratamiento anaerobio. Este proceso se realiza en un biodigestor (cámara donde se fermentan los residuos), para que las bacterias metano génicas fermenten los desechos”.

¿Por qué impulsar la producción del Biogás?

La diferencia entre el biogás y el gas natural radica en que el primero contiene una mezcla de gases y el segundo, es gas metano puro. El biogás es menos contaminante que el gas natural. Ponemos de ejemplo las zonas altas andinas, en las que muchas personas padecen de enfermedades respiratorias porque utilizan leña al momento de cocinar. Es ahí donde respiran todo el humo contaminante y terminan perjudicándose. El biogás es una alternativa natural al método convencional e incluso, combate el calentamiento global.