“El Niño a la fecha tiene tendencia a ser calificado como fuerte, además este acontecimiento se inició con características muy similares a las del periodo 1997-1998. Sin embargo la energía trasmitida por las ondas Kelvin al litoral peruano se adelantó para el 2014 y las condiciones atmosféricas debilitaron su arribo, pero parte de la energía quedó acumulada en el Pacífico Ecuatorial Central, lo que se ha reactivado en el 2015”, comentó el investigador.
El oceanógrafo recalcó que los trabajos de limpieza de cauces que se realizan a menudo, son necesarios, sin embargo no son las únicas acciones que deben tomarse en cuenta. “Se requiere obras de ingeniería, que desvíe el cauce de los ríos cuyas aguas crecen y arrasan con todo lo que encuentren a su paso. Los desvíos deben hacerse hacia una zona eriaza donde no hay cultivos ni población. El uso de satélites y drones ayudarían a ver los terrenos para realizar estas tareass”, enfatizó.
También recomendó la construcción de reservorios o lagunas artificiales para aprovechar las aguas y no solo dejar que desemboquen en el mar. “Por la creciente de los oleajes, no se deben dejar embarcaciones frente a las costas para evitar su posible destrucción así como las viviendas que están ubicadas a pocos metros del mar”.
VER EL LADO POSITIVO
Recalcó que el evento no solo debe verse de una sola perspectiva, sino ver la parte positiva, por ejemplo: el incremento de las variedades de peces para este fin de año entre ellos: pericos, atunes, merluza, congrio, mero, ojo de uva, lenguados y tiburones.
Cabe mencionar que existe la probabilidad que el evento continúe en los próximos meses o hasta fines de año, si los vientos desde Australia son constantes o siguen soplando hacia Sudamérica, lo que implicaría un invierno y una primavera con temperaturas por encima del promedio lo cual generaría verano, pero seguido vendría un invierno para la costa con temperaturas más frías de lo normal.
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