La relación entre “El Paraíso” y nuestra casa de estudios data del año 1965 cuando el renombrado estudioso Frédéric Engel inició un ambicioso programa de investigaciones a largo plazo desde el Centro de Investigaciones de Zonas Áridas (CIZA) de la UNALM. Ese año se empezó la primera excavación y los trabajos de investigación en la zona. El complejo está conformado por doce edificios distribuidos en 60 hectáreas y pertenece al periodo precerámico tardío (de 3 mil a 2 mil años AC).
Según la Lic. Gloria Villarreal, directora del Museo Nacional de Antropología y Biodiversidad, Agricultura y Alimentación (MUNABA), los pobladores que habitaron allí no conocían la cerámica ni el maíz pero sí el algodón. “Se trató de un grupo cultural que empezaba a conocer la agricultura y basaba su alimentación en productos marinos sobre todo mariscos. Sus habitantes poseían gran destreza en la confección de sus vestimentas manufacturadas con fibras vegetales y algodón, este último al parecer, era el elemento que los fijaba. ”
La directora del MUNABA afirma que esta sociedad desarrolló una agricultura incipiente con canales cuyos habitantes conocían el desierto, dominaban el manejo, los ciclos del agua y además disponían de muchas hectáreas a su alrededor. “Por alguna razón aún no determinada ellos abandonaban temporalmente sus viviendas cubriéndolas con “shicras” (especie de grandes bolsas de tejido de red) y tierra, luego de un tiempo estas eran nuevamente ocupadas con otra plataforma y así sucesivamente, por ello este tipo de complejos poseen construcciones de carácter piramidal, es decir una sobre otra (pisos piramidales)”.
Construcciones en peligro
Estas construcciones, que constituyen un valioso testimonio de cómo se dio la vida en ese entonces, se encuentran hoy en peligro de desaparecer. Los arqueólogos que trabajan en el proyecto informaron que una de las pirámides ha sido totalmente destruida, esta vendría a ser, según el plano del Dr. Engel, la unidad 10, que correspondería a su vez, según la zonificación del Ministerio de Cultura, a la del sector 8.
Según medios locales, los dueños de la inmobiliaria que causaron este irreparable daño a la arqueología e historia del Perú ya han sido denunciados y podrían recibir una condena de entre tres y ocho años de cárcel, además del pago de una elevada multa, a pesar de ello la amenaza persiste porque se puede observar los terrenos parcelados en lotes. Cabe destacar que las obras de investigación y recuperación prosiguen en la zona arqueológica.
El templo de Chuquitanta (o Unidad 1) es el más representativo y conocido del lugar, este edificio es el que más destaca y ha sido excavado y reconstruido en su totalidad por el arqueólogo Frédéric Engel y su equipo en 1965. Los diferentes edificios que componen al complejo corresponden a diferentes usos. Así por su arquitectura monumental y por las evidencias encontradas, se sugiere que esta unidad tuvo un uso público, comunitario.
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