El expositor mencionó la necesidad de articular paisajes diversos en regiones que mantengan una pluralidad de usos lo cual se plantea como una alternativa más eficaz ante la insostenibilidad social y biológica de las políticas de preservación centrados en espacios saturados, “hoy se contempla, por lo menos sobre el papel la necesidad de implementar políticas participativas, tener en cuenta los conocimientos y nosotros añadiríamos los sentimientos locales. Pero la pregunta es si esto es suficiente o si seguimos desplazando el problema de fondo que es la destrucción ambiental, los conflictos que genera la protección en los que el mercado se nos presenta como una de las posibles alternativas”.
El turismo ecológico fue cuestionado por el ponente quien si bien reconoció que hay experiencias positivas en la mayoría de casos estas son desiguales, “La lógica de la turistización ha llevado también a cambios sustanciales, en cuanto a la significación de la tierra en cuanto a los recursos, a las estrategias de subsistencia de las poblaciones locales y su inversión en el mercado turístico desde percepciones marcadas por la desigualdad. Los beneficios de las experiencias ecoturísticas se reparten de forma desigual, la etiqueta de marketing “eco” ha beneficiado principalmente a los intermediarios del turismo o a empresarios foráneos, incluso en los ultimos años estamos asistiendo a un fenómeno interesante que es la utilización de experiencias turísticas alternativas como una forma de legitimar otras formas de explotación del medio nada sustentable”.
Los conflictos que se generan en estos espacios producto de la destrucción ambiental, también fueron mencionados por el Dr. Valcuende enfatizando los conceptos de destrucción y construcción “no podemos entender la lógica de la protección ambiental sin aproximarnos a la lógica de la destrucción ambiental. Protección y destrucción forman dos caras de una misma moneda, un claro ejemplo lo encontramos en ciertas organizaciones que al mismo tiempo que critican las fuentes y apuestan por políticas claramente conservacionistas se financian a través de las investigaciones en los impactos ambientales con las migajas económicas de los macro proyectos que tanto han criticado. La vinculación entre desarrollo y sostenibilidad y el progresivo proceso de mercantilización de todo tipo de recursos ha influido en un discurso científico técnico puesto completamente al servicio del mercado.” |