Fueron más 47 jóvenes molineros quienes con mucho esfuerzo, tesón y sobre todo voluntad nos ayudaron en las diversas actividades trazadas; una de las más importantes, donde participó toda la comunidad molinera, fue la fiesta denominada “Tono Molinero”, con una asistencia de 1,300 alumnos, la cual nos permitió superar nuestras expectativas llegando a cubrir la meta pactada.
Obtuvimos 800 frazadas (una para cada niño), una tonelada de ropa y víveres en general, todo lo cual se llevó a Puno, específicamente al pueblo de Cojata, ubicado a 32 horas de Lima y a 4,700 metros sobre el nivel del mar. “Nos costó mucho llegar hasta el lugar pero pudo más el deseo de ayudar a nuestros hermanos lo que nos hizo soportar el frío que día a día soportan ellos”, manifestó la Lic. Esther Jorges, Trabajadora Social de la UNALM que acompañó a los estudiantes en esta noble tarea.
Una vez instalados en Cojata (el domingo 9 de agosto), los trece jóvenes emprendieron el viaje a la comunidad, en coordinación con el Centro Médico para la entrega personal de las donaciones. Fue así que dieron dulces a los niños menores de 5 años (800 niños en extrema pobreza) quienes se encontraban formando largas colas con sus carnets de asistencia médica para ser atendidos por los médicos y recibir la ayuda que los molineros les llevaron. |
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Hoy podemos decir que el reto se ha cumplido, porque pudimos llevar un poco de calor a nuestros niños de Puno, además de sus familias. Esto fue posible gracias al apoyo de todos los miembros de esta comunidad molinera, que de alguna manera colaboraron para alcanzar la meta. Desde estas líneas la Oficina de Bienestar Universitario desea expresar su público agradecimiento tanto a las autoridades de la UNALM como a toda la comunidad universitaria.
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