Las hembras del plantel de reproductoras, deben estar identificadas; asimismo, se debe registrar lo siguiente: raza, edad, partos, tamaño de camada, entre otros.
El manejo en las chanchillas es identificarlas desde el nacimiento, mediante un tatuaje; al destete, solo seleccionar las hembras con un peso mayor a 6 kg y con 14 pezones hábiles. A los cinco meses de edad, se deben trasladar al área de gestación, colocar el arete con el número correspondiente, además de llevar el control y el registro de los celos. Se recomienda la inseminación artificial como método de reproducción eficiente y se deben realizar un mínimo de dos servicios por celo.
La siguiente tabla presenta un aumento significativo en los indicadores reproductivos, al comparar dos años; debido a los cambios y ajustes realizados en los procesos tecnológicos en las áreas de gestación y lactación. Los resultados obtenidos se deben al uso de semen de calidad, el protocolo de inseminación, la detección de celo oportuna, así como al buen manejo de las madres.
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La estructura del plantel de madres en función a la paridad tiene un efecto significativo en la productividad numérica del hato reproductor. Se recomienda no tener un hato reproductor envejecido (> de 4 años), para evitar ello, se deben incorporar reemplazos y eliminar las cerdas mayores de siete partos debido a la disminución de crías por parto.
En cuanto a la genética utilizada, PIC y La Molina, no se encontraron diferencias en los parámetros reproductivos evaluados. Siendo la genética de la Molina una alternativa para los pequeños y medianos productores.
Esta investigación es parte de la tesis “Evaluación del rendimiento reproductivo de una granja porcina tecnificada”, presentada en 2023 por María Fe Ramírez Ventura, bajo la supervisión del Mg. Sc. José Manuel Cadillo Castro. Se encuentra disponible en el Repositorio Institucional de la Biblioteca Agrícola Nacional (http://repositorio.lamolina.edu.pe/handle/20.500.12996/5769).
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